Iba a escribir un relato detallado sobre mi lactancia, pero he empezado
tres veces y quedaba demasiado largo, me aburría hasta a mi leerlo. Se
me ha ocurrido hacer esta cosa rara para amenizar:
El plan- Según nazca, al pecho.
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Los hechos- Sufrí una cesárea, por lo que me tuvieron mas de dos horas en una sala de recuperación. En ese tiempo, N se tomó un biberón por prescripción médica, sin compasión.
El plan- Usar la posición "acostada" siempre que se pueda, y más en las tomas nocturnas.
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Los hechos- A la niña esa no le gustaba un pelo, así que desde la primera noche (cuando conseguí incorporarme) le di la teti sentada, como a ella le gustaba.
El plan- Vigilar que mame bien: boca abierta y oreja bailonga.
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Los hechos- N era una mamadora nata, el mérito del éxito de mi lactancia es que ella lo tenía claro.
El plan- Nada de chupetes.
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Los hechos- Creo que fue al 5º día de vida cuando mi suegra le metió un chupete, se la veía muy contentita y así dejaba de meterse todos los dedos en la boca. Podéis ampliar información
aquí.
El plan- Llevar la subida de la leche con filosofía.
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Los hechos-
Creo que no se puede llevar la subida de la leche con filosofía, es lo
peor de la lactancia, al menos de la mía. Se me pusieron las tetas
enoooormes y duras como piedras. Parecían de mentira, como las dibujaría
un niño. Lo que lloré ese día, y no de dolor (que también), sino de
verlas, ahí, como si fueran un "ser extraño". Duchas calientes, masajes
y sacaleches fueron la solución. (me estoy acordando y me recorre un
escalofrío por el cogote)
El plan- ¡A cuidarse las tetis!
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Los hechos- Seguí unos meses con la misma rutina de cremas que en el embarazo, añadiendo el purelán a los pezones cuando lo veía necesario. No puedo decir que tenga las tetas igual que antes de quedarme embarazada, pero no están mal.
El plan- Pasarme por el forro la opinión de la matrona sobre los sacaleches (ella los tachó de instrumentos del infierno)
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Los hechos- El sacaleches me vino que te cagas. Ahí Nati patinó. Lo usé durante toda la lactancia por diferentes razones: para descongestionar el pecho, para hacer biberones con mi leche o para preparar las primeras papillas de cereales.
El plan- Disfrutar la experiencia, no ser una mártir-mamá.
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Los hechos- Fue un lema que mantuve, no le veo yo la gracia a sufrir haciendo algo que se supone debe ser bonito, que no.. que no le veo yo lo bonito a sufrir. Me faltó el canto de un duro para dejarlo en varias ocasiones, pero al final estuvimos unos 8 meses.
El plan- Mis amigos no me van a ver las tetas, no no no.. vergüencita.
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Los hechos- Hay madres que dan el pecho y no se les ve nada (son muy apañadas), yo no soy de esas. Yo necesitaba sacarme tooooda la tetorra al aire (alegría, alegría). La solución es bastante simple: dar el pecho en habitaciones sin gente que te moleste. Llamadme Doña Huraña si queréis.
El plan- Evitar que la leche me juegue malas pasadas.
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Los hechos- Podría decirse que con los discos se tiene controlado, pero a veces, después de la ducha, dos chorros muy traviesos salían escopetados hacia el espejo. Y en más de una ocasión, durante una parada técnica de N en medio de una toma, le he metido un chorrazo en el ojo a la pobre. Mis tetorras estaban cargadas y eran de gatillo fácil.
El plan- De vez en cuando tomará biberones de mi leche para que yo pueda hacer mis cosas.
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Los hechos- Pues sí, ese plan maligno para tener vida, lo medio conseguí. Al mes ya estaba sacando a la perra por las mañanas, solo me iba una hora, pero el padre novato se quedaba más tranquilo con un biberón al que echar mano. También pude ir al cine y a alguna
fiesta loca de madres blogueras. Dejaba un biberón (o dos) con mi leche y me iba tan tranquila, sin remordimientos ni nada, ay ay ay..
Como véis ni tuve muchos problemas, ni soy una madre coraje, ni pude hacer todo lo planeado. En resumen fue una lactancia bastante molonga, la niña se crió bien y yo comí como una cerda, cosa que me encanta.
El domingo os espero con la última entrega de "semana de lactancia. Capítulo 4, "dejando el pecho"